viernes, 1 de enero de 2010

CAPÍTULO 9: TRATO

Todos esperaban que Mariana aceptase de buenas a primeras lo que era y que se pusiese a trabajar. Pero como si no fuese poco saber que estaba en Eudamón, aunque ya lo tenía asumido y estaba resignada a ello, además tenía que aceptar esa nueva identidad que querían ponerle. Cuando aquella mañana caminaba con el vestido enredándose en sus piernas de camino al comedor iba maldiciendo por lo bajo. Ella no era nada especial. Nunca había hecho nada raro o extraño, como Harry Potter. Su vida había sido de lo más tranquila y aburrida, excepto por la muerte de sus padres. Ella no era esa bruja que buscaban. Llegó al comedor y se sentó en una de las sillas. Se sirvió café, creía que esa mañana necesitaría de sus servicios. Después comenzó a comer mientras que intentaba cortar el bacon con esos cuchillos que no cortaban nada.
- No creo que el bacon sea tan malo como para merecer tal tortura- dijo Nico.
Mariana levantó la vista con una mirada furibunda y vio cómo Nicolás y Peter se sentaban frente a ella.
- Todo ha dado un giro inesperado- dijo Peter con gravedad.
- Decímelo a mi- dijo Mariana.
- No te preocupés, Tic tac sabrá lo mejor para vos- añadió Peter.
- Yaaaa- dijo Mariana con sarcasmo- prohibirme regresar a mi casa y ponerme a estudiar. ¡Cómo si no hubiese tenido bastante que estudiar en la carrera!
- Has de comprender sus motivos- siguió Peter- Sería terrible si Juan Cruz te encuentra y estás desprotegida e indefensa.
- ¿Por eso he de quedarme encerrada acá?- dijo Mariana.
- Acá estarás bien protegida. Y podrás aprender. Así es mejor.
- Pero qué decís… aún no está claro que yo sea una bruja… o que me apetezca hacerlo. Tengo mejores cosas que hacer… ¡Como mi tesis!
- Vamos nena, no te pongás así… todo acabará bien- dijo Nico.
- Seeee… seguro… Esto es una pesadilla… me quiero ir a casa- gimoteó Mariana.
- Podrías aprovechar para conocer Vanis… es una ciudad muy bonita- dijo Nico.
- Como si os importase- dijo Mariana mirándoles, pero sobre todo a Peter.
- ¿Por qué no debía importarnos?- dijo Peter desconcertado.
- ¿Y me lo preguntás vos? Me lo preguntás vos que te dedicaste a arrastrarme por el barro y amenazarme con matarme!. Para empezar, si Tictac no creyese que soy esa tal Lindariel, ninguno de vosotros estaría hablando conmigo ahora. Lo que os importa es Juan Cruz, no yo. ¡A mi ni siquiera me conocen!. No he dejado que nadie decidiese por mi nunca en mi mundo… en Eudamón no va a ser diferente. No soy una muñequita a la que pueden manipular, y si ese es el tipo de bruja que buscan… ¡lo llevan claro!
Mariana sabía que quizás se había pasado un poquitito. Y que quizás Peter y Nico no tuvieran toda la culpa. Desde luego, más Peter que Nico. Pero ese era otro tema. Se paró airada de la silla y salió del comedor dejando al príncipe y a su amigo completamente rojos y avergonzados. Mariana tenía motivos de sobra para estar enojada.

Una vez en la biblioteca, el venerable Tic tac la esperaba detrás de una enorme pila de libros. Cuando la vio entrar la hizo sentarse ante él. Pero la chica se quedó de pie. “Esto va a ser difícil” se dijo Tic tac.
- No voy a permi…- empezó a decir Mariana.
- Primero sentate y escuchame lo que tengo para decirte. Se que te cuesta aceptar que sos una hechicera más teniendo en cuenta que el mundo donde vivís la magia es mera fantasía. Pero si te muestro que sos quien digo que sos y el peligro que corrés ¿Te quedarás?. Se que es una decisión dura y no tenemos derecho a pedirte que te quedés. Solamente dame una semana y te mostraré que estoy en lo cierto.
- Y cómo harás eso- dijo Mariana, visiblemente interesada.
- Te enseñaré a utilizar tu magia. Una semana es tiempo suficiente para que aprendas a controlar los hechizos más básicos.
- ¿Y si no resulta?
- Te enviaré de vuelta a tu mundo.
- ¿Y qué pasaría con Juan Cruz?
- No te preocupés, en cuanto sepa que no sos quien busca, se olvidará de vos… entonces… ¿aceptás?
- ¿Qué puedo hacer si no?- dijo Mariana.
- Está bien- dijo Tictac sonriente. Y Mariana sonrió por primera vez ante el gran mago.
Había ido con la intención de discutir con él, pero la propuesta le había convencido. No era que quisiera quedarse, pero si le demostraba que se equivocaba de persona, todo se arreglaría. Ahora que estaba un poco más calmada echó un vistazo a la biblioteca. Era una amplia habitación del segundo piso, a través de cuyos ventanales entraba una gran claridad. Estaba llena de mesas y las paredes completamente llenas de estanterías, en realidad ni siquiera se veía la pared. Todo eran estanterías, y éstas, como era de esperar estaban repletas de libros. Volvió su atención al mago cuando éste comenzó a explicarle los planes que tenía para ella. Tic tac le enseñaría los principios básicos para controlar su magia, mientras que Shail le explicaría la historia de Eudamón desde sus orígenes. A Mariana no le agradó mucho la idea de largas horas escuchando viejas batallitas, pero Tic tac insistió diciéndole que era necesario para comprender las distintas razas y la situación actual entre ellas.  Las clases se realizarían en la biblioteca y le ocuparían todo el día.
- También deberías aprender a hablar Eudamónico, aunque eso lo dejamos para más adelante. Lo que sí nos sería útil es que aprendieses a montar. Creo que Zaisei podría enseñarte, es una de las mejores amazonas del reino.
Una vez que Tic tac acabó de exponerle sus nuevas ocupaciones, empezaron con la primera lección: El origen de la magia y la llegada de los magos a Eudamón. Para sorpresa de Mariana, se encontró escuchando atentamente como cuando era chica y su papá la sentaba sobre sus rodillas para contarle cuentos sobre Eudamón. Ahogó un suspiro de nostalgia. Para cuando Tic tac terminó ya había anochecido, así que ambos se dirigieron a sus respectivos cuartos. Los días pasaron muy rápido. Aunque para ser sinceros las clases con Shail y sus interminables divagaciones sobre linajes y guerras, se hacían bastante pesadas. Mariana era incapaz de recordar todos los nombres de reyes, príncipes y demás personajes y siempre se confundía. Al menos las clases con Tictac eran más entretenidas. Éste era bastante dinámico en sus explicaciones y siempre tenía anécdotas curiosas o divertidas que contar cada vez que ella parecía perder el interés. En cuanto a las clases de equitación, resultó ser una completa incompetente sobre el caballo, pero Zaisei no desistía de su empeño. Por las mañanas se levantaba a primera hora y al anochecer eran los últimos en llegar al salón. La mayoría de los días cuando llegaba, ya no quedaba nadie. No había vuelto a ver a Nico y Peter desde el desayuno del día siguiente al concilio. Mariana empezaba a estar cansada del ritmo al que la sometían y comenzaba a despistarse más a menudo durante las clases. Pero tanto Shail como Tictac parecían un tanto desconcertados. Ya llevaban cinco días de clases y la chica aún no había conseguido hacer ni el hechizo más simple. Simplemente no avanzaba, estaba como el primer día. Esa tarde Tictac alargó la clase todo lo que pudo, o todo lo que Mariana le permitió. Estaba convencido de que no se había equivocado de persona, no entendía por qué la chica no conseguía hacer magia. Por su lado, Mariana solamente pensaba en irse a la cama. Estaba cansadísima y en cuanto llegó a su cuarto cayó rendida en la cama.

3 comentarios:

  1. uummm yo estoy segura que si es ella!!pero a lo mejor como ella no quiere esta ahi la magia no surge no¿? supongo que sera eso...me encanta eh!!sigela pronto!!!

    FELIZ AÑO NUEVO!!

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